Operación caza-ballenas
En 1969, un grupo de activistas fundaron una organización para impedir una prueba nuclear en una isla de Canadá. La fundación sería conocida posteriormente como Greenpeace, la organización no gubernamental encargada de la protección del medio ambiente y de los seres vivos.
Durante el siglo XX la caza de ballenas con fines comerciales había perdido una parte del auge que tuvo en el siglo pasado, pero aún era ampliamente practicada a pesar de las moratorias y regulaciones para proteger a los cetáceos, especialmente por parte de la Comisión Ballenera Internacional. Se estima que a mediados de la década de 1970 habían sido cazadas 1.5 millones de ballenas desde 1925.
La caza de las ballenas puede ser traumática y dolorosa, realizada a menudo mediante técnicas crueles. Pueden ser arponeadas múltiples veces y morir en un lapso de 15 minutos hasta más de 1 hora, mientras se desangran lentamente. A Greenpeace esto le preocupaba, así que en 1975 sus activistas pusieron en marcha una operación decidida a hacer frente a la caza de ballenas, particularmente misticetos. Para el grupo, la muerte de estos grandes cetáceos es símbolo de la decadencia en los mares a manos del hombre, cuyas actividades ponen a muchas especies al borde del colapso.
Una de sus primeras actividades fue dirigirse al Pacífico, a la altura de California (Estados Unidos) para boicotear la caza que ahí se estaba realizando. Aunque la operación no evitó que muchas ballenas murieran como consecuencia de los ataques con arpones, sí salvó la vida de 8 cetáceos. Un año después Fundación Greenpeace ya lideraba la lucha e inició una segunda misión que perturbó la caza en una zona cercana a San Francisco, Estados Unidos.
El mundo posó la vista en el activismo contra la caza de ballenas y algunas otras instituciones fueron creadas, como la , cuyo fundador fue uno de los miembros de Greenpeace. En el año 1982 la Comisión Ballenera Internacional concertó una moratoria a nivel internacional en relación con la caza comercial de ballenas.
Retos complicados
Desde un principio Greenpeace se caracterizó por el activismo directo. Esto significa que los miembros de la fundación toman barcos y se hacen a la mar para impedir la caza mediante variadas estrategias. Pueden bloquear las embarcaciones, seguir la pista de los balleneros ilegales, introducirse a éstos e incluso proteger con su cuerpo a los animales, como han hecho con las focas. Sin embargo, la organización también realiza investigaciones, participa en programas de regulación, apoya en hacer cumplir las moratorias y elabora campañas de divulgación pública para generar concienciación y que a la vez acentúan su influencia como grupo conservacionista.
Las acciones del grupo suelen llamar la atención de la sociedad. Para bien o para mal. Aunque Greenpeace cuenta con numerosos activistas de muchas partes del mundo y con el apoyo de varias personalidades del espectáculo y el entorno cultural, también ha sido objeto de críticas y perjuicios, sobre todo por parte de los países que aún realizan caza de ballenas. Por ejemplo, en 2008 dos activistas japoneses fueron arrestados bajo los cargos de allanamiento y robo debido a que interceptaron un cargamento de carne de ballena de un ballenero japonés que presumiblemente tenía como destino el mercado negro.
Y es que pesar de la determinación de la moratoria de la caza comercial, países como Noruega, Japón e Islandia siguieron con la práctica, algunos alegando fines científicos. Es el caso del país nipón, su industria ballenera es uno de los acérrimos rivales de Greenpeace, que perciben su caza con supuestos fines científicos como una táctica para comerciar con la carne de las ballenas. No obstante, en abril de 2014 Japón canceló la caza de misticetos en aguas antárticas después de una orden emitida por la Corte Internacional de La Haya.
Retos futuros
Una de las consecuencias positivas del activismo anti caza de ballenas es la modificación de la opinión pública, que tiende a valorar aquello que protege el medio ambiente y la vida animal.
Las acciones de Greenpeace siguen en pie pese al paso de los años y de los cambios en materia medioambiental. En la página web de Greenpeace USA, la organización revela sus planes a corto plazo con respecto a la situación de las ballenas, que son, entre otros: lograr que el gobierno de Obama termine con la caza comercial de ballenas y crear debates públicos en los medios de comunicación japoneses sobre el futuro de estos cetáceos.