Una relación compleja
Es comprensible que una criatura que sobrepasa el tamaño de un ser humano ejerza una atracción intensa. Las ballenas entran en la categoría de estos animales que han interactuado con el hombre y que han sido objeto de interés científico y cultural. Ambas, dentadas y barbadas.
Pero a decir verdad, son quizá los misticetos quienes entrañan mayores incógnitas, dada su naturaleza menos sociable que la de los odontocetos. Hasta hoy, todo lo que se conoce acerca de las ballenas barbadas es una mínima parte de lo que podría saberse.
¿Qué liga a las ballenas con los seres humanos? En primer término, ambas especies comparten la clase Mammalia, hecho que genera puntos comunes en cuestiones biológicas. Ser mamíferos significa concebir mediante fertilización interna, gestar descendencia durante varios meses, alimentarla con leche materna y prodigar esmerados cuidados maternos.
Un estudio reciente en el Reino Unido indica que las ballenas hembra pasan por un período de menopausia hacia la mitad de su vida, para después dedicarse a cuidar crías, tal como suelen hacer las abuelas humanas. Es la razón por la cual su expectativa de vida se alarga mucho tiempo después de que dejan de ser útiles para procrear. Estas hembras posmenopáusicas desarrollan estrechos vínculos con las crías. Es una hipótesis que fue planteada en la década de los años 50, pero hasta 2010 se publicaron los resultados de su estudio, aseverando que el comportamiento de las “abuelas” evolucionó para beneficiar un grupo social determinado.
Pero lo anterior es sólo la punta del iceberg. Mediante numerosos estudios se ha comprobado que muchas especies de ballenas construyen una especie de lenguaje que consiste en más que en la emisión de sonidos. Se valen de movimientos corporales, sonidos y actividades generadas a partir de una compleja actividad cerebral, lo que desecha la idea de que los seres humanos son los únicos que tienen la capacidad de comunicarse a través de representaciones complicadas.
En 2012, se dio a conocer que las ballenas tienen la brillante capacidad de imitar la voz humana. Sucede que en la década de 1980, algunos investigadores notaron que del estanque de NOC, una beluga que permaneció cautiva en la Fundación Nacional de Mamíferos de San Diego, California, provenían voces humanas. No había ninguna persona cerca más que los investigadores. Increíblemente, se trataba de la beluga que había aprendido (sola) a imitar las voces.
La relación ballenas-humanos tiene muchas aristas. Desde un punto de vista natural, el hombre ha tenido que fijar la mirada en los animales para sobrevivir. Es así como la carne, la grasa y las barbas de las ballenas han sido útiles para la supervivencia humana de algunas regiones del mundo como en el caso del pueblo inuit, que hasta hoy sigue cazando ballenas para alimentarse, vestirse y elaborar herramientas. El lado oscuro de esta relación germinó desde el momento en que el hombre se dio cuenta de que podía explotar a los cetáceos y comerciar con la vida de éstos. Como consecuencia, se han producido muchas masacres y varias especies se encuentran en peligro de extinción.
El hombre constituye una seria amenaza para la vida de las ballenas, en mayor medida que sus depredadores naturales. Afortunadamente, son muchas las personas que realizan esfuerzos para protegerlas y modificar la concepción de seres “inferiores”. Al respecto, los delfines (ballenas dentadas) podrían considerarse “personas no humanas”, dotados de una inteligencia muy desarrollada y de comportamientos sociales similares a los humanos. De hecho, la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia pide la creación de una Declaración de los Derechos de los Cetáceos para otorgarles derechos y proteger sus vidas.
Aunque los misticetos son quizá menos sociables que los odontocetos, no dejan de ser criaturas inteligentes y fascinantes. Muchos incluso son curiosos y se acercan a las embarcaciones. Pocas veces han ocurrido ataques a humanos y en estos casos las ballenas sólo siguen su instinto de supervivencia. Es un hecho que debería saberse para eliminar etiquetas falaces, como la de “ballena asesina” en alusión a la orca (Orcinus orca).
Compañeras, amigas, objetos, monstruos, animales, personas. Así han sido llamadas las ballenas. Pero a pesar de todo, son seres importantes en la naturaleza que merecen respeto humano.